Marco teórico


Hans Selye (1907-1982)

Hans Selye, pionero en el estudio del estrés, lo definió como una "respuesta no específica del cuerpo a cualquier demanda". En su modelo, el estrés se clasifica en dos tipos: eustrés (estrés positivo) y distrés (estrés negativo). Selye introdujo el concepto del Síndrome General de Adaptación (SGA), que describe cómo el cuerpo reacciona en tres etapas ante el estrés: alarma, resistencia y agotamiento. Su trabajo destaca que el estrés, aunque natural y necesario para la adaptación, puede tener efectos perjudiciales si es excesivo o prolongado.


Sigmund Freud (1856-1939)


Freud abordó el estrés desde la perspectiva psicoanalítica, enfocándose en cómo los conflictos internos y las tensiones emocionales afectan la salud mental. Freud consideraba que el estrés y la ansiedad surgen cuando hay un conflicto entre los deseos inconscientes y las normas sociales o las expectativas personales. En su teoría, el estrés puede manifestarse a través de mecanismos de defensa y puede ser tratado explorando estos conflictos internos a través de la terapia psicoanalítica.

Richard S. Lazarus(1922-2002) y Susan Folkman


Richard S. Lazarus, junto con Susan Folkman, desarrolló la teoría del procesamiento cognitivo del estrés, que enfatiza la importancia de cómo las personas interpretan y manejan el estrés. Según Lazarus, el estrés se produce cuando una persona percibe que las demandas de una situación exceden sus recursos para afrontarla. Su modelo distingue entre la evaluación primaria, donde se determina si el evento es una amenaza o un desafío, y la evaluación secundaria, donde se evalúan los recursos y estrategias disponibles para manejar la situación. Lazarus subraya que el manejo del estrés y la percepción de la situación juegan un papel crucial en la respuesta al estrés.

Robert Sapolsky 


En su obra, como "Why Zebras Don't Get Ulcers", Sapolsky explica que el estrés agudo es una respuesta adaptativa a amenazas inmediatas, mientras que el estrés crónico, resultado de presiones prolongadas o mal manejadas, puede causar daño al sistema inmunológico, aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares y afectar negativamente la función cognitiva. Él resalta la importancia de entender cómo el estrés crónico impacta el cuerpo y aboga por técnicas de manejo del estrés para mitigar estos efectos negativos.
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